miércoles, 28 de diciembre de 2016

El brindis.

Arranqué el año a los tumbos, inclusive me dormí inmediatamente después del brindis. Una amiga diseñadora (ilustradora, emprendedora y capa) me vendió una agenda muy linda en la que, entre otras cosas, recomendaba ponerse objetivos a corto y largo plazo para los siguientes 365 días. No me acuerdo bien de todos pero sé que el principal fue tranquilizarme. Vine de un 2015 muy feo en casi todos los aspectos que se me ocurran así que a simple vista el objetivo era cumplible, mas no mensurable.
En el año pasó de todo, y casi todo fue de buenísimo a excelente. Si me preguntan, hoy estoy feliz y tranquilo, lleno de planes, recuerdos cortos y mucho entusiasmo por lo que se viene.
Cambiaron varias cosas en planos distintos. El trabajo sigue siendo el mismo pero en otra oficina, un poco más organizado o no sé, pero me dio el tiempo que estaba necesitando. A eso le sumo que empecé a trabajar por mi cuenta, aunque por ahora me de más alegría personal que dinero. Otro cambio interesante fue que pude terminar mi casa, que tan a maltraer me tuvo los últimos dos años. Ya estoy viviendo ahí, muy feliz y con pocos utensilios de cocina. Escucho pajaritos a la mañana y ranas croando de noche. El amanecer entra por el baño y el atardecer pega en el sillón del living. Este año viajé bastante, volví a Chile y conocí Cataratas del Iguazú. Fui y vine a Buenos Aires infinidad de veces y probablemente me olvide de algo más.
Todo esto que pasó en apenas doce meses tiene que ver con mi tranquilidad interior y la tranquilidad interior tiene que ver con la estabilidad emocional. Este año me enamoré (o confirmé ese enamoramiento) de mi actual novia y eso hizo que todo empiece a girar en una sincronía hasta ahora desconocida para mi. Llevamos nueve meses y fracción, probablemente los más lindos de mi vida.
Termino el año como quería y no lo sabía. Esta vez no me voy a quedar dormido después del brindis porque hay que festejar.

miércoles, 30 de noviembre de 2016

lunes, 7 de noviembre de 2016

Titina.

Hoy cumpliría años mi abuela Titina. Se llamaba Otilia y yo le decía «Abuela Teta». Noventa y pico. Un montón.
De ella guardo los mejores recuerdos, como casi la mayoría de todos los abuelos del mundo. Titina fue hija que dejó los juguetes hechos en casa por el trapo de piso, escoba y lejía en baño ajeno. Joven esposa dedicada al extremo. Madre estricta y cariñosa en su justa medida. Fue tía de propios y ajenos. Mi abuela, la de mis hermanos, primos y de casi toda la cuadra.
La veo con su delantal a cuadrillé rojo y blanco siempre puesto, presto a ensuciarse con algún quehacer doméstico. Abajo pantalones negros y zapatos del mismo color. Camisa rosa con un prendedor de Duracell (inconcientemente relacionado con el concepto de nunca parar) y un saquito de lana gris hecho por ella. Las manos arrugadas de tanto trabajar, igual que su cara, cuello y brazos. Aritos de oro haciendo juego con el anillo de casada que ya no brillan como hace casi setenta y cinco años.
La veo en muchos gestos de papá y sus hermanos. La veo en algunos pocos que sin querer fui copiando aunque debería haber adoptado todos. Todos la recordamos como el ejemplo puro de bondad, sin otras intenciones ni malos pensamientos. Bondad, alegría y dedicación.
La veo, entre mates y pan con manteca y azúcar preguntándome qué estoy haciendo de mi vida. Si tengo novia, estoy feliz y si estudio lo suficiente. Contándome las mismas historias casi a diario y nombrándome a personajes de la cuadra que probablemente hayan muerto antes que yo naciera (¿se dice nazca?). Está ahí sentada con su radio AM escuchando el noticioso bien fuerte. Esperando que todos lleguemos para saludarla. La pava de mate está caliente.
Hoy cumpliría mi abuela Teta y la extraño mucho. Un montón.

miércoles, 31 de agosto de 2016

17C.

Estoy en el avión. Me encanta volar. Empecé de grande y no me acuerdo qué sentí la primera vez. No pude parar. Seguramente ya lo hice más veces que mi papá en toda su vida.
Viajo en busca de algo. Viajo para que algo me encuentre. Vacaciones, mini viajes, recitales, trabajo, visitar amigos, ver a mi novia o cualquier otro motivo que se me ocurra. Me cambia de humor. Ahora estoy acá y en un ratito allá. Me parece magia.
Siempre la misma rutina, chequín de días antes, papeles a un folio y a esperar. Llamado a embarque y mis manos que nunca son suficientes para todo lo que torpemente llevo. Saludo a las azafatas haciéndome el no sé qué, envidia de los de las primeras filas y a buscar mi asiento, siempre el 17C.
Hoy se sentó un papá con su hija, me encanta cómo le explica de manera muy adulta todo. Disfruta ese momento de padre e hija un montón. Imagino que deben estar volviendo a casa y los dos aprovechan estar un rato más solos sin mamá. Me imagino haciendo algo parecido y me da vértigo. Abrochen sus cinturones y pongan sus asientos en posición vertical, por favor. El ruido del motor que no me deja pensar y las últimas indicaciones del capitán. Como siempre, instantes antes de despegar, pongo mi disco cábala en el iPod. Y salimos.
Estoy en el avión y me largo a llorar de emoción. Son un montón de cosas todas juntas. Vamos unos bolsos, mochilas, mi mente y yo. En busca de momentos, todos mejores. El vuelo promete ser tranquilo. Estoy feliz como nunca porque pude. Volé una vez más a encontrar lo que buscaba. Y ahí está.

martes, 16 de agosto de 2016

Saber y abrazar.

Sé. Sabe que sé. Sé que sabe que sé. Sabe que sé que sabe que sé. Sé que sabe que sé que sabe que sé. Sabe que sé que sabe que sé que sabe que sé. Y no decimos nada porque con un abrazo alcanza.

miércoles, 3 de agosto de 2016

Cartón lleno.

Me encanta el efecto espectacular de una coincidencia. Si bien no confío plenamente en el azar reconozco que a veces hace unas cosas increíbles.
Hace unos días estuve medio azul, kinda blue o bien down, como le gusta decirme a una amiga. No pude conmigo mismo ni con lo que me está pasando. Cosas lindas, siempre. Pero que no estoy acostumbrado. No importa. Pasa. Dando vueltas por ahí, leyendo blogs, notas en diarios y qué sé yo qué más encontré una definición bastante ludópata sobre el amor que me encantó: es el binguito que todos queremos, viene sólo y nos llena para siempre. Y me di cuenta que no es fácil ganarse el bingo. Y menos cuando no sos muy de los que toda la vida apostaron.
Cantamos línea y cartón lleno. Ahora estoy tranquilo, el premio es buenísimo y dura para siempre.

jueves, 28 de julio de 2016

Viaje.

Vamos en un auto que nunca manejamos a ciento cincuenta mil kilómetros por hora. O bueno, capaz a menos.  El ambiente es un poco tenso. Aparentemente sé manejar, nunca me había percatado de eso. Creo que en realidad estoy aprendiendo en el momento y a mi acompañante le pasa lo mismo. El camino no es del todo bueno pero confiamos en el auto. Hay pozos, lomos de burro y animales que se cruzan. Hay que sortear todo sin detener la marcha. Se pone cada vez más vertiginoso pero nos gusta. No sabemos cuánto falta pero siempre seguimos.
En realidad vamos a un ritmo normal y los acelerados somos nosotros. El camino es muy tranquilo. Tanto que no sé si el auto está en marcha o nos detuvimos a charlar, distraídos como siempre. Adentro huele rico y escuchamos, obviamente, nuestros discos favoritos. Tenemos todo el tiempo del mundo y lo sabemos. Queremos seguir viajando. Y entonces seguimos.

miércoles, 27 de julio de 2016

Un río.

Lloré y entendí cómo se llenan los mares.
Descubrí la fuerza de la corriente y lo absurdo que es luchar en su contra.
Encontré marinero, encontré capitán.
Y ahora el azul es únicamente del océano.

viernes, 22 de julio de 2016

Regalo.

El amor hace que a una semana del cumpleaños de mi novia esté googleando ideas originales para envolver regalos. Yo ya no sé.

miércoles, 20 de julio de 2016

Momentos.

Un simple verano puede convertirse en «aquel verano» cuando de niño coqueteás por primera vez con la hija de unos amigos de tus papás. Salir a bailar un sábado más y terminar recibiendo el amanecer en compañía te hace acordar para siempre de «aquel sábado a la mañana». No hay manera de olvidarte de «aquel recital» la vez que viste por primera vez a tu banda favorita. Tampoco va a quedar en el olvido «aquel gol» aunque hayas hecho uno solo en tu corta carrera futbolística. Estamos llenos de detalles así que en el momento pasan desapercibidos pero con el tiempo identificamos, valoramos y guardamos en la memoria.
Acabo de darme cuenta que estoy pasando una época de mi vida que va a ser recordada como «aquel año». Descubrirlo ahora y no en un tiempo significa que realmente es especial y lo estoy disfrutando mucho. Eso me vuelve loco. Y pienso seguir haciéndolo.

domingo, 17 de julio de 2016

La Palabra.

—Hola, ¿tendrás un minuto? Venimos a traerte la Palabra de...
—Hola, estoy así nomás y hace frío. Dejá lo que quieras en el buzón.

Hoy a la mañana atendí en bóxers a dos religiosas que tocaron timbre en casa para predicar. No pudieron terminar de hablar, se rieron y no me miraron más. Creo que les alegré el día. No por lo que vieron, claro que no, sino por la situación fuera de contexto. Amo hacer eso. El fuera de contexto vale más que cualquier cosa, hace bien al que lo crea y al que lo recibe. Ojalá no me vean nunca en paños menores. O bueno, sí.

jueves, 14 de julio de 2016

Elvis Crespo también se lo preguntó.

Seguramente sea un poco de todo. O mucho de todo, no sé. 
Si me preguntan, primero que nada fue su forma de ser. Algo que con el correr del tiempo me fue confirmando que era lo que necesitaba en mi vida. Su manera de ver las cosas, positivo y negativo en cantidades necesarias. Capaz fue descubrir cómo se anima a todo aunque sienta que no. Verla interactuar con niños, adultos, familiares, amigos y compañeros de trabajo. Y conmigo. 
Después con el tiempo nos conocimos en persona y ya no hubo vuelta atrás. Supe de qué manera abraza, mueve las manos cuando habla, se ríe, habla y hace silencios todo en su justa medida. La vi merendar mientras me contaba cosas y me temblaron las piernas. La primera vez de mil.  La conocí con ropa de trabajo, de todos los días, en vestido y en modo deporte. Peinada y despeinada por el viento. Con anteojos y sin ellos. Es el día de hoy que no sé en qué versión me gusta más. Calculo que en todas de distinta manera.
Sin esforzarme mucho puedo imaginarla de cuerpo entero. Sus manos, que ya son mis favoritas del mundo. Esos lunares que tiene por todo el cuerpo y me vuelven loco. Ni hablar de los rulos salvajes, que nunca sé si ella ama u odia. Esa piel bien cuidada que disfruto llenarla de besos. Su espalda. Sus tetas. Su todo. Necesitaría un blog entero.
No sé qué de ella me enamora. Seguramente sea un poco de todo. O mucho de todo. ¿Será su sonrisa?

sábado, 2 de julio de 2016

Encuentro.

Una mirada silenciosa y los dos supieron que ya no existían más.
Esa noche, entre idas y vueltas se conocieron. No de la manera tradicional en la que uno podría conocer a otra persona. No se presentaron, ni supieron sus nombres hasta mucho más adelante. Bailaron juntos aunque separados. Compartieron mucho más que la fiesta a la que estaban asistiendo. Más adelante intentarían recordar cuándo fue, día, mes o año. Nada. Ella era muy chica para frecuentar esos lugares y él, a diferencia del resto, estaba demasiado solo.
El azar, acompañado siempre por el deseo, los llevó a buscarse en otros lugares. Virtuales como un primer blog, reales como otras fiestas a las que fueron juntos pero separados e imaginarios como algunas canciones que sin saber compartían.
Se cruzaron ya de grandes, mucho tiempo después de haberse visto por primera vez. Los dos crecidos en un montón de aspectos. Volvieron a presentarse. Hablaron al pasar de la primera vez, de la última y la mejor. Compartieron fotos de sobrinos, hablaron de sus actuales parejas y descubrieron que algo nuevo también los unía pero a su vez los alejaba. Cerraron ese encuentro con un abrazo, largo y como de agradecimiento. Se miraron y fueron para siempre. Y fueron nunca más.

miércoles, 29 de junio de 2016

Old habits die hard.

¿Quiero hacer esto toda la vida? No sé qué englobaría «esto» pero la respuesta es no.
La mayoría de los días me despierto con una sensación rara, como de cansancio, hartazgo y preocupación. Hay veces en las que profundizo ese pensamiento y me acongojo. Otras en las que no. Casi siempre pienso en posibles soluciones, salidas o alternativas. Me pierdo en esas ideas, llego a las mismas conclusiones de siempre y me termino cansando.
Hace unos meses empecé a incorporar a mis mañanas pensamientos positivos obligatorios, vueltas que con muy poco se convierten en ganas. Ganas que a su vez pasan a acción y matan los malos hábitos. No sé bien qué cambios fui haciendo y cuánto significaron. Ahora leo más, escribo y dibujo. Sigo una rutina de ejercicios, corro y también me cuido en las comidas. Estoy trabajando en mi casa con un entusiasmo que para mi antes no existía. Hoy amo, que no es poco. Estoy feliz y sé que no es pasajero.
¿Quiero hacer esto toda la vida? No sé qué englobaría «esto» pero la respuesta es sí.

lunes, 13 de junio de 2016

Práctica.

Hoy me encontré practicando un discurso que voy a (y quiero) dar en unos años. Y fue genial.

Lista.

No sé cómo hará el resto del mundo, pero yo manejo casi todo en la vida haciendo listas. Tengo algunas fijas que incluyen metas, sueños, logros, y otros aspectos no tan modificables. También están las dinámicas como la del supermercado, agenda semanal, actividades diarias, recordatorios, etc.
Me sirve y funciono así. No es que vivo leyéndolas pero suelen ser mi vía para no descarrilar y entrar en un caos evitable. No sé de qué otra manera podría hacerlo y hasta ahora no tengo mayores problemas. Incluso me divierte.
Mi novia y yo vivimos en ciudades distintas, ella en Capital Federal y yo en Bahía Blanca. Los dos trabajamos, ella estudia, tenemos amigos y una vida relativamente común como todos. Obvio que por logística estar juntos es un pequeño, y hermoso, trámite. Cada vez más natural y fluido, pero trámite al fin. La semana previa a vernos siempre hago una lista que por ahora es mi preferida. Incluye ropa que tengo que tener lista, algunos planes, cosas que comprar (mini regalo, un gin, remedios, forros), afeitarme así estoy como a ella le gusta, reservar restaurantes, etc. Es casi como organizar vacaciones y eso me encanta. Me di cuenta que con ella, por ahora, vivo de vacaciones.
Hoy empecé una nueva lista porque en cinco días nos vemos y no puedo aguantar a tachar todos los ítems que tiene. El primero es decirle que tengo muchas ganas de verla. Lo tacho.

sábado, 11 de junio de 2016

Tip.

Siempre hay que tener un deseo a mano por si te cruzás con una vela prendida e indefensa.

jueves, 9 de junio de 2016

Tiempo.

Fui el tercer hijo que venía.
Fui Melisa porque todavía no sabían que iba a ser varón.
Fui el hermano menor y muy querido.
Fui niño Jesús en un acto escolar.
Fui el preferido de la maestra.
Fui abanderado.
(Un día me) fui del jardín.
Fui Coco, Coquito, Cucuza, Zucuco, Lolo y un montón más.
Fui sobrino, nieto y ahijado preferido.
Fui creciendo.
Fui el orgullo de papá.
Fui el que no elegían para jugar al fútbol.
Fui el que elegían para jugar al basquet.
Fui, me pegaron una piña y volví sin un diente.
Fui a la dirección.
Fui el primero de alguna novia.  
Fui un montón de indecisión.
Fui el «¿qué hace este durmiendo acá?» de un viaje de egresados.
Fui amigo.
Fui testigo.
Fui novio que no funcionó.
Fui egresado de publicidad.
Fui y organicé mis primeros viajes.
Fui y me presenté en un trabajo.
Fui y presenté la renuncia.
Fui acompañante de viajes de papá.
Fui acompañante de tardes con mamá.
Fui y me presenté en un nuevo trabajo.
Fui planes.
Fui y me animé.
Fui y no me animé.
Fui un montón de cosas. Soy un montón de algunas de esas que dejaron algo. Soy un montón de otras que quiero ser.
Soy yo.
Soy yo cuando estoy con vos.
Soy planificando.
Soy el amor de mi vida del amor de mi vida.
Soy como me sale y espero que esté bien.
Seamos, ¿dale?

domingo, 5 de junio de 2016

Real.

Qué lindo es darse cuenta que algo que sentís es real. Descubrís que podés tocarlo aunque no estés cerca, sentirlo como nunca lo habías sentido y necesitarlo de una manera que hasta ahora ni imaginabas.
Hoy escribí sobre lo que me está pasando últimamente. Fue un montón y fluyó con una naturalidad a la que no estoy acostumbrado. Como no podía ser de otra manera, fiel a mi torpeza, se borró, la aplicación que estaba usando no grabó los cambios y se perdió todo. No pasa nada.
Recién, en otra de las casualidades cósmicas, magias gitanas o predisposiciones favorables leí un tweet que decía algo más o menos así: La verdadera plenitud se logra cuando lo que pensás, sentís, lo que querés y lo que sos apuntan para el mismo lado.
Esas veintidós palabras me sacudieron un poco como para decirme que por ahí voy. Yendo. Enamorado y tan real que me dan ganas de sonreír porque sí. Y que ella pregunte de qué me río.

viernes, 3 de junio de 2016

Abrir y cerrar.

No sé absolutamente nada de cerrajería. De hecho soy muy malo en cualquier actividad que requiera habilidades manuales y/o mecánicas.
Hoy hice algo en lo que soy un poco (tampoco hay que exagerar) mejor. Le escribí a una amiga de toda la vida con la que tuve una pelea el año pasado. Una discusión mínima que derivó en cosas feas que me tuvieron muy mal durante algún tiempo. Después de meses de pensarlo, intentar conciliar por otro lado o ver si la cosa se recomponía sola me pareció sano (o de cagón) escribirle por WhatsApp, contarle cómo me había sentido este último tiempo, qué pensaba, qué sabía de ella y lo que me generaba la situación.
Estoy aliviado. Creo que ni arreglando la cerradura de una puerta de mi casa podría lograr este estado. Todavía no me contestó pero a decir verdad creo que no lo necesito. Ya entré.

jueves, 2 de junio de 2016

miércoles, 1 de junio de 2016

Tranquilidad.

Los primeros días del 2016, como casi todo el mundo, los usé para ver dónde estaba parado y qué quería. Me di cuenta que necesitaba tranquilidad y esa fue mi propuesta anual.
Aunque no parezca este año hice mucho. Tuve un montón de cambios hermosos, algunos forzados y otros voluntarios.
Promediando la mitad del año siento que estoy cargado de preocupaciones. Que todo lo que hice fue poco, que no salí de cosas que tenía que salir y que entré en algunas que no tendría que haber entrado.
Promediando la mitad del año me doy cuenta que todavía tengo tiempo y ganas. Y eso es más que suficiente.

martes, 31 de mayo de 2016

No culpes a la lluvia.

Durante unas vacaciones en el dos mil trece llovió veintidós días seguidos. Al principio no me molestó, después empecé a preocuparme, sentirme incómodo y hasta llegué a odiarlo. En un momento, charlando con una amiga, me di cuenta que era lo que me tocaba y que había que ponerle onda, ganas o lo que sea y a la fuerza disfrutarlo.Y así fue. Al día siguiente compré un paraguas, el primero de mi vida. Creo que ahí crecí. Y me amigué con el agua en la cara, el pelo mojado y las fotos con gotitas.
Hoy me encanta hacer cosas cotidianas con lluvia, siento que le agrega un poco de vacaciones a las cosas. La gente hace todo diferente. Algunos corren, otros protestan, están los que no les importa, señoras que sacan a las plantas al balcón, muchas caras de enojo y algunas risas porque ya fue todo. Me gusta mucho ir descubriendo eso. Siempre hay que ir encontrándole la vuelta. Y en eso estamos.

miércoles, 25 de mayo de 2016

Montaña.

Soy una montaña de un montón de cosas. Capas de distintas emociones que se van superponiendo, algunas bien profundas de tristeza, intercaladas con otras de felicidad, incertidumbre, alegría, recuerdos lindos, algunos feos y así. Cada momento de la vida va dejando su huella. Personas que quedan como fósiles. Personas que están en la superficie creando una nueva y hermosa capa. Personas geólogas que saben llegar e interpretar mi paso del tiempo. Y ahí yo, mi propia montaña que se mueve. Hoy me siento el Everest.

lunes, 23 de mayo de 2016

GPS.

Por alguna razón que desconozco la gente en la calle me pregunta cosas. Soy siempre la primera opción para turistas desorientados, abuelas con ganas de hablar y personas en general que no saben adónde se mudó su negocio favorito.
No reniego de esto porque me gusta charlar con desconocidos, lo hago desde que me acuerdo y lo uso como ejercicio para ser menos tímido.
Hoy tres personas me preguntaron como llegar a determinado lugar. Les contesté bien, con seguridad. ¿Me habrán preguntado porque sabían que sabía?, ¿cómo es el mecanismo para elegir a alguien?
Hoy mi GPS funciona bien. Estoy seguro y sé adónde voy. Y la gente en la calle se da cuenta.

Hoy.

Dormís mucho, te despertás con una sonrisa, desayunás en la cama, almorzás y volvés a acostarte. El sol te da en la cara, te reís, te acordás de cosas lindas todo el tiempo. Compartís. Amás un poquito más que ayer. Sos vos. Es ella. Son ustedes.
Domingos que sí.

martes, 17 de mayo de 2016

Nadie dijo que iba a ser fácil (y sin embargo lo es).

Lo sospechamos, imaginamos, conversamos y ahora somos.
Las historias con finales felices existen, nos gustan a todos y siempre soñamos con una para nosotros.
Toda historia necesita de un tiempo, que según con los ojos con los que se lo mire puede ser mucho, poco, ganado o perdido.
Las historias también llevan personajes, uno, dos o la cantidad que sea. Toda la vida disfruté de los superhéroes y cómo ellos solos luchaban contra todo. Como si se pudiera.
Hoy creo (de crear y de creer) en las historias de a dos.