lunes, 23 de octubre de 2017

Manchita.

Escucho golpes. La boca reseca, el calor agobiante y un ruido constante que no sé de dónde viene es todo lo que puedo interpretar. La confusión se apodera de la situación y resuelvo seguir durmiendo. Más golpes. Y otra vez los síntomas, ahora un poco más cercanos e intensos. Otra vez los golpes, cada vez más seguidos. El sol se suma apuntándome a la cara, como un acomodador de cine con su linterna.
¿Dónde estoy? Me duele pensar. Nunca estuve en este lugar aunque hay algo que sí reconozco: ese sonido que se repite.  Estoy en un sillón ajeno con síntomas de resaca. Ni me esfuerzo en pensar cómo llegué acá pero algo me dice que lo sé. Agarro el celular y leo el último mensaje: «Hoy dormís en el living, no hagas mucho ruido que se despierta Manchita y golpea todo con la cola»


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