viernes, 3 de junio de 2016

Abrir y cerrar.

No sé absolutamente nada de cerrajería. De hecho soy muy malo en cualquier actividad que requiera habilidades manuales y/o mecánicas.
Hoy hice algo en lo que soy un poco (tampoco hay que exagerar) mejor. Le escribí a una amiga de toda la vida con la que tuve una pelea el año pasado. Una discusión mínima que derivó en cosas feas que me tuvieron muy mal durante algún tiempo. Después de meses de pensarlo, intentar conciliar por otro lado o ver si la cosa se recomponía sola me pareció sano (o de cagón) escribirle por WhatsApp, contarle cómo me había sentido este último tiempo, qué pensaba, qué sabía de ella y lo que me generaba la situación.
Estoy aliviado. Creo que ni arreglando la cerradura de una puerta de mi casa podría lograr este estado. Todavía no me contestó pero a decir verdad creo que no lo necesito. Ya entré.

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